lunes, 3 de febrero de 2014

Motel Bates

El libro Motel Bates se inaugura con un “Apunte” de poco menos de cinco líneas que cierra así: “La incertidumbre es un disparo al aire”, de esa vertiginosa forma el lector entra a ese sitio que le vislumbra una vivencia diferente. Construida con ritmo y dividido en tres secciones sin balance aparente, esta colección de narraciones cortas hace partícipe al lector de diversos actos que tienen que ver con la sorpresa, con la muerte, con la conciencia. Es, a su vez, una especie de homenaje a las razones que motivaron al cineasta inglés Alfred Hitchcock a filmar Psicosis, tomando como base la novela de Robert Bloch (Psycho, su nombre original). Y es que la contundencia por momentos es la que gana terreno en la trama: “En Motel Bates se duda de la verdad, se relativiza, se imagina como una anciana en silla de ruedas que mata a quien duerme en sus camas. Aquí la muerte es una elección: los huéspedes saben que abandonar la vida es abandonarse en la vida, que un suicida es un héroe anónimo, que el asesino es un titiritero, que la justicia corresponde al capricho”. Las narraciones son breves, al mejor estilo de Julio Torri (no es coincidencia que obtuviera este ejemplar el Premio Nacional de Cuento Breve Julio Torri, 2012), y pese a que guardan su independencia, tienen mejores frutos en su conjunto. Bien puede pasar como una novela corta en lugar de colección de breves cuentos, pero eso es un punto a favor, porque la trama lleva personajes que los seguidores de Psicosis bien pueden identificar, pero los no tan duchos del filme no quedan fuera de la literatura. Para ambos, conocedores y novatos, Motel Bates es ese lugar en el que Norman despachaba dando la llave adecuada a los diversos cuartos donde se incuban los pormenores de la desolación, por ejemplo los “Atentos avisos”, que como su nombre lo indica es una forma de comunicación del mismo inmueble con su clientela, y de los instintos con sus visitantes. Incluso se puede tomar una sección del libro, la de “Extraños en la noche” como una especie de intermedio en una proyección cinematográfica, es la parte con las narraciones de mayor aliento, aunque igual contundencia y arrojo. Y es a su vez el preámbulo del juego de habitaciones que conlleva un listado de diferentes partícipes. Cada uno de esos espacios, y cada una de esas personalidades tiene un papel que parecería no ser el protagonista, pero que sin su presencia quedaría incompleta la trama, cada cual con una misión, por ejemplo el imitador: “Un hombre que sabe vivir —dice—: es un hombre que sigue los pasos de quien pronto morirá”. Psicosis es pues el eje temático, el espíritu vagabundo que atraviesa las páginas de Motel Bates, pero es sin duda el atrevimiento de Yussel Dardón (Puebla, 1982) el que atrapa al lector. No es fácil ser concreto sobre todo en un contexto donde los pretextos comienzan a especializarse. Tampoco es sencillo utilizar un lenguaje que puede explotar en las manos del lector común, pero con la dosis exacta se logra el cometido. Hitchcock decía: “Darle placer, el mismo que consiguen cuando despiertan de una pesadilla”, y eso es lo que experimenta quien se adentra a las páginas de Motel Bates, porque el sonido del violín en la película Psicosis puede interpretarse también como el vaivén del juego literario que hace el autor en líneas como: “Morir con una soga al cuello, vivir para tejer cuerdas carentes de aspiraciones. Morir con una carta en la mano, vivir para enviar secretos a los desesperanzados. Morir mientras sueñas, vivir para coleccionar pesadillas…”. El eterno tictac que de nueva cuenta, como en esa expectación que se levanta gracias a la música, al juego de blancos y negros, a los elementos menos pensados, arrebata el grito, la mueca, el sentido, de eso se trata este ejemplar, porque Motel Bates con un ritmo vibrante es una colección de cuentos que sacude al llevar a la violencia como forma de trascendencia bien lograda. Yussel Dardón. Motel Bates. Fondo Editorial Tierra Adentro, México, 2013; 74 pp. Texto aparecido en la Revista Siempre¡ del domingo 2 de febrero de 2014.