Estoy por terminar la lectura de Ella, que todo lo tuvo, de Ángela Becerra, obra que desde hoy recomiendo, y doy una muestra para soportar mi opinión.
“Dejándose llevar en esa nebulosa donde todo era posible. Ebria de palabras sin sentido que trataba de unir redactado párrafos que hacía y deshacía compulsivamente mientras apariencia sus demonios escondidos y bailaban para ellas danzas confusas que el vodka convertía en espejismos de gloria. Hasta que se dio cuenta de que si no podía avanzar era simple y llanamente porque no tenía nada que decir. Su imaginación había agotado todo el stock”
Ya en la reseña abundaré, gracias.
viernes, 16 de octubre de 2009
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