martes, 19 de febrero de 2013

Sobreperdonar

Poeta y ensayista, Armando González Torres (México, 1964) ha hallado en el aforismo una manera contundente de escritura, ya la ha venido ejerciendo en volúmenes pasados, mi favorito Que se mueran los intelectuales, y es en esa forma, siguiendo su estilo y ritmo, que ahora entrega Sobreperdonar. El objeto de la crítica se concentra en la figura del perdón, nos lleva con su pluma por momentos ácida y por instantes de filosofía o al menos de reflexión, al acto de preguntarnos si no estamos perdonando demasiado, o esto es, hemos desgastado el perdón de tal suerte que ahora ya no vale lo que se supone, en última instancia, nos orilla a plantearnos la interrogante: ¿quiénes somos nosotros para perdonar? Conjunta en cinco apartados la obra: Donde se discute la pertinencia, o no, del perdón, Cosas que perdonar, Del perdón denegado, Del perdón otorgado y El idioma y el perdón. Y va desde el inicio a la llaga misma: “Todo perdón deja una marca, como una pequeña verruga, en los labios del perdonador y en las orejas del perdonado”. Nos lleva de golpe y porrazo a lo que de suyo es un acto íntimo pero nos hemos dado a la tarea de hacerlo grupal, someterlo a juicio masivo. Va de las diversas voces como la del verdugo que confiesa: “Sólo le suministré un poco de sentido trágico a esas vidas rutinarias y ociosas”, al pensamiento en voz alta del intelectual: “Gracias a la existencia del enemigo podíamos disimular el profundo odio que nos profesábamos a nosotros mismos”. El perdón viaja del odio a la desdicha, a la lucidez sin brillo, González Torres nos plantea en sus aforismos que la inteligencia humana aconseja odiar, pero no siempre perdonar, incluso cree que los beatos mienten: pues “el perdón no libera, de ese acto contranatura sólo se pasa al desencanto y la desesperanza”. El nombre del libro es atinado cuando pensamos en el exceso que caracteriza a ciertos peatones, de allí que comparta el autor frases como “La fragilidad de un hombre se mide entonces por la cantidad de perdones que es capaz de proferir”. Y entonces es cuando el perdón se convierte en un “acto intempestivo e irracional de libertad”. De eso se trata Sobreperdonar, de eso y de imaginación, de reflexión, de bocanadas de realidad. Por eso el perdón simplemente sucede, aunque a decir el también autor de Del sexo de los filósofos, “el perdón debería ejecutarse con la alegoría de una danza, como un canto primordial, intenso y liberador”, y por eso se trata también de una cuestión de lenguaje, su última sección, que para los despistados parecería sobrar, pero no, pues es el cierre atinado, justo, el de la forma en que se liberará el perdón. Sobreperdonar viene a ser un volumen de lectura necesaria y diferente. Más allá de los versos del poeta y de los párrafos del ensayista, aquí están los aforismos del intelectual que reposa con la balanza de la contundencia lo que toda persona en un momento dado se debe plantear al ejecutar algo que merezca perdón, y también lo que debe plantearse antes de perdonar. Armando González Torres, Sobreperdonar. Libros Magenta, México, 2011; 69 pp. Texto aparecido en la Revista Siempre¡ del domingo 17 de febrero de 2013.

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