martes, 28 de julio de 2009

El tiempo repentino

Las calles no son las mismas, cambian cada día, pero de ese detalle pocos se percatan. Así sus habitantes, de allí que los cronistas sean una especie en peligro de extinción en las grandes urbes. Y por supuesto que también de allí que sea un acto de celebración un libro como lo es El Tiempo repentino del periodista y narrador Héctor de Mauleón (México, 1963).

Dividido en cuatro secciones, este volumen pasa lista de presente a los acontecimientos que han dejado una huella colectiva en esta ciudad. El sueño colectivo, Horcas, patíbulos y guillotinas, Muertes y cataclismos, y La religión laica, son los cajones o ataúdes que coleccionan esos relatos que gran parte tiene que ver con un rastreo pertinaz en la hemeroteca, en la memoria de la capital, en esas páginas amarillentas que cuentan historias que de alguna forma nos han dado dirección.

Se dan cita los inicios de una tradición deportiva, las grandes glorias, los espacios de convivencias, los asesinos seriales, “En el catálogo de horrores que es la nota roja, cada crimen es considerado el más espantoso de los últimos tiempos”, por eso ahora con los cuerpos sin cabeza que han aparecido en el país, tal vez sean un recuerdo dentro de cien años que pinte como un hecho cotidiano tales acciones para quienes investiguen nuestra época.

Deportes como el futbol, la lucha libre y el box, tiñen de tono especial el libro, sobre todo gracias a sus glorias deportivas, en el caso del balompié, el análisis sociológico también tiene cabida: “En un país de la patada, el futbol se convirtió rápidamente en el deporte nacional”. En lo que respecta al deporte de los lances y las máscaras, es en quien le diera vida al personaje Black Shadow donde se depositan esos agrios sabores de lo que fue, y de lo que queda ahora convertido en un vendedor que quiere olvidar una gloria.

En el otro costado también conlleva el peso de las emociones que se juntan en lo que se denomina sociedad u opinión pública para los más avezados, y en el apartado dedicado a Raúl el Ratón Macías viene un remate que vale la pena su transcripción: “El júbilo sólo sería comparable a la conmoción que México habría de sufrir tres años más tarde, en 1957, cuando un terremoto hizo caer el Ángel de la Independencia, cuando Pedro Infante cayó del cielo con todo y avión, y cuando Alphonse Halimi acabó en sólo diez rounds con la carrera de Raúl Macías. Ese año trágico, en fin, en el que México iba a perder todos sus símbolos”.

Héctor de Mauleón ha demostrado con creces que es un gran narrador, baste los ejemplos de La perfecta espiral y Como nada en el mundo, allí recrea partes de un rompecabezas que ubica su escenografía en las mismas calles de esta urbe a la que hoy rinde un homenaje necesario aunque insuficiente, y qué bueno que sea así, pues siempre queda la esperanza de seguir hurgando en el pasado para darle más color a unas páginas sepias que de pronto nos dicen cómo fuimos, y lo mejor, cómo podemos ser.

El tiempo repentino es un libro de añoranzas y esperanza, que golpea esa parte que tenemos para sentir, que logra llevarnos en un viaje por una ciudad que desconocemos de tan propia que puede llegar a ser, y que le da un lugar especial, como debe de ser, a la historia que nos es común.

Héctor de Mauleón. El tiempo repentino, crónicas de la Ciudad de México en el siglo XX. Random House Mondadori y Ediciones Cal y Arena, México, 2008, pp. 252.

Texto aparecido en la revista Siempre¡

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