jueves, 28 de enero de 2010

“Quienes salieron a las calles con imágenes de Pinochet son gente mayor y desgastada, al igual que esas fotografías”

2010-01-24 | Milenio semanal

Los resultados de la segunda vuelta de las elecciones que eligieron al futuro mandatario de Chile dieron la victoria a Sebastián Piñera. Esto es interpretado por Alberto López-Hermida, profesor de la Universidad de los Andes, desde Santiago, la capital chilena, como “un triunfo de la centro-derecha, luego de 20 años de gobierno de centro-izquierda; el péndulo del poder no se movió de modo tan completo como se puede imaginar en una arena política tradicional”. Cita casos de ex senadores, diputados y militantes de renombre en la Concertación que abandonaron el oficialismo para apoyar a la derecha mucho antes de que se supiera quién sería el candidato; a su parecer, estos resultados demuestran que Chile cuenta con una democracia sólida. “La alternancia en el poder puede tener muchas complejidades técnicas y logísticas, pero institucional y políticamente le hace muy bien a cualquier país que exista cierta alternancia”.

El resultado de 51.87 por ciento contra 48.12 por ciento es el reflejo de varios puntos: “Evidentemente no hay que dejar de lado el desgaste de la Concertación y el fortalecimiento —en menor grado— de una derecha ya lejana de los fantasmas del pinochetismo (por primera vez la derecha hizo una campaña en la que Pinochet no salió al ruedo, pese a los intentos oficialistas para introducirlo en la agenda temática de campaña y mediática)”. En el caso del desgaste de la Concertación que hace cuatro años llevara al triunfo a la actual presidenta Bachelet, lo ubica principalmente en las dos décadas que lleva en el poder, “es mucho tiempo y si a eso le sumamos que no hay un cambio profundo de rostros políticos pues esto genera vicios de todo tipo”.

Por otro lado, hay que señalar el caso paradigmático que significa que la presidenta Michelle Bachelet, con 80 por ciento de popularidad a su favor, no pudiera traducir ese capital político en votos para la causa de su partido. “Es importante separar la aprobación que se pueda tener de la imagen de la Presidenta como persona”, señala López-Hermida, quien ve en ella a una mujer “realmente encantadora, con un aire maternal que no deja indiferente a nadie, muy cercana a todos los espectros del país; es, como decimos algunos, una verdadera reina madre; el último par de años se ha dedicado a reinar pero no ha gobernar, pues ha inaugurado muchas obras públicas y se ha centrado en asuntos sociales, como la mujer, los niños y ciertas minorías, pero nunca habló de la crisis económica ni de las huelgas fuertes que protagonizaron profesores y empleados fiscales, por ejemplo”.

DE LA TRANSICIÓN A LA PROYECCIÓN
Todo parece indicar que para Chile es, como señala el doctor en Comunicación Pública, “el minuto de dejar de hablar de transición y hablar de proyección”, pero antes hace una reflexión histórica que devela el desgaste en uno de los términos más utilizados en la democracia moderna: “Algunos políticos dicen que ésta es la verdadera transición, que se suponía fue en primer término con el traspaso del poder a Patricio Aylwin en 1990, luego se dijo que ese gobierno era de transición y que la real transición la haría Eduardo Frei como primer gobierno sin contacto con Pinochet. Después resulta que la transición no acaba hasta que no se resuelvan todos los casos de Derechos Humanos; y ahora dicen que la transición es con el ‘regreso’ de una derecha que en parte favoreció a Pinochet. Eso es una absoluta falacia porque la Democracia Cristiana, en su momento, fue el principal partido político que avaló la intervención militar en 1973 desde el Congreso Nacional, pero no por eso se le achacan a ésta todos los errores de Pinochet”.

Fue inevitable que una ligera sombra del pinochetismo se asomara en las celebraciones, pero desde la perspectiva del analista, “quienes salieron a las calles el domingo a celebrar con imágenes de Pinochet son gente mayor y desgastada, al igual que esas fotografías. Un punto que jugó a favor de Piñera fue precisamente el no haber participado en el gobierno de Pinochet y el haber votado NO en el plebiscito de 88”. Viendo hacia el futuro, el nuevo gobierno de Sebastián Piñera “promete ser un gobierno joven, de gente que nacimos en el gobierno de Pinochet pero que no vivimos el horror en el que estuvo sumido el país. Creo que seguir hablando de los crímenes contra los Derechos Humanos sólo le compete a la Justicia. El gobierno Ejecutivo y Legislativo debe volcarse de una vez por todas en la generación del presente y del futuro”.

El académico concluye con una idea clara: “El beneficio de la alternancia en el poder es global y no excluyente. Es Chile quien se beneficia”. El tiempo y las acciones le darán la razón, de lo contrario en cuatro años los electores juzgarán en las urnas.

Entrevista publicada en Milenio Semanal.

domingo, 24 de enero de 2010

Maestro de la ironía

Hace veinte años murió el poeta catalán Jaime Gil de Biedma (1929-1990), espíritu refrescante en la lírica de lengua española. Con pocos libros publicados, apostaba más por la calidad que por la cantidad, le daba una importancia nula a la urgencia de las novedades y se vinculaba más en el territorio de la sagacidad observando los hechos más comunes para comunicarlos con maestría irónica, con sentimiento crudo, e incluso con ánimo de rompimiento.
Para el vate el hecho de plasmar en papel su perspectiva de la vida tenía un toque de quiebre: “Un libro de poemas no viene a ser otra cosa que la historia del hombre que es su autor, pero elevada a un nivel de significación en que la vida de uno es ya la vida de todos los hombres, o por lo menos
—atendidas las inevitables limitaciones objetivas de cada experiencia individual— de unos cuantos entre ellos”.
Sobre sus influencias se pueden señalar al menos dos muy claras: por un costado la anglosajona llevando a T. S. Eliot y Wystan Hugh Auden como bandera, sin dejar de lado a Baudelaire, y por el otro los grecolatinos con Catulo a la cabeza. Aunque se debe agregar una más, la propia española con Luis Cernuda y Antonio Machado entre sus lecturas y afinidades.
Si bien las influencias de las lecturas de los grecolatinos en Gil de Biedma se pueden identificar en algunos casos incluso con grados de animosidad (hay un estudio de Gabriel Laguna Mariscal de la Universidad de Córdoba donde hace una comparación interesante al respecto), el español hace una defensa de la racionalidad convirtiéndola en la llamada poesía de la experiencia.
Sin embargo, esta experiencia no es sólo plasmada o compartida unidireccionalmente, la reflexión y la razón que llevan sus líneas lo dejan ver así: “Casi me alegra/ que ningún camino/ pudo escaparse nunca.// Visibles y lejanas/ permanecen intactas las afueras”. Lo cual no tiene nada de lejano con sus metáforas atinadas: “La luz usada deja polvo de mariposa entre los dedos”.
Amor y humor se pasean por igual en los versos de Gil de Biedma, en el caso del primero Idilio en el café es un buen ejemplo: “Ahora me pregunto si es que toda la vida/ hemos estado aquí. Pongo, ahora mismo,/ la mano ante los ojos —que latido/ de la sangre en los párpados— y el vello/ inmenso se confunde, silencioso,/ a la mirada. Pesan las pestañas.// No sé bien de qué hablo. Quiénes son,/ rostros vagos nadando como en un agua pálida,/ estos aquí sentados, con nosotros vivientes?/ La tarde nos empuja a ciertos bares/ o entre cansados hombres en pijama.// Ven. Salgamos fuera. La noche. Queda espacio/ arriba, más arriba, mucho más que las luces/ que iluminan a ráfagas tus ojos agrandados./ Queda también silencio entre nosotros,/ silencio/ y este beso igual que un largo túnel”.
En el caso del humor una pieza que llama la atención es Contra Jaime Gil de Biedma, la cual cierra: “Oh innoble servidumbre de amar seres humanos,/ y la más innoble/ que es amarse a sí mismo”. Aunque quizá sea T’introduire dans mon histoire… el poema que mejor conjuga esta participación del amor que acaba en humor, pero no de la risa fácil, sino de la complicidad que logra el lector al verse reflejado, porque de seguro le ha pasado o sabe le pasará.
El recuerdo de lo que fue es una medida recurrente. El tiempo ido, la sagacidad de la memoria: “Todo es igual, parece/ que no fue ayer. Y este sabor nostálgico,/ que los silencios ponen en la boca,/ posiblemente induce a equivocarnos// en nuestros sentimientos”. Y la figura de la medición viaja de un lado a otro, y con ella el deseo de permanencia, de atraparlo para que no vuele: “Porque en amor también/ es importante el tiempo,/ y el dulce, de algún modo,/ verificar con mano melancólica/ su perceptible paso por el cuerpo/ —mientras que basta un gesto familiar/ en los labios,/ o la ligera palpitación de un miembro,/ para hacerme sentir la maravilla/ de aquella gracia antigua,/ fugaz como un reflejo”.
El ritmo cuidadoso acompaña el golpe certero del pugilista que busca el knockout, del especialista que no desgasta al lector, de quien se sabe leído por gusto y necesidad, la moda no cabe ni viene al caso, y en cambio sí de nuevo una forma de pensar, un pretexto para la reflexión, como lo es No volveré a ser joven: “Que la vida iba en serio/ uno lo empieza a comprender más tarde/ —como todos los jóvenes, yo vine/ a llevarme la vida por delante.// Dejar huella quería/ y marcharme entre aplausos/ —envejecer, morir, eran tan sólo/ las dimensiones del teatro.// Pero ha pasado el tiempo/ y la verdad desagradable asoma:/ envejecer, morir,/ es el único argumento de la obra”.
La muerte como figura recurrente en varios de sus versos, el encuentro del poeta con los temas conocidos, la magia radica en el perfil que ubicará el encuentro, el tono que le dé a la charla, la disponibilidad al servicio de la poesía: “Algo que ya no es casi sentimiento,/ una disposición/ de afinidad profunda/ con la naturaleza y con los hombres,/ que hasta la idea de morir parece/ bella y tranquila. Igual que este lugar”.
Jaime Gil de Biedma al hacer sus registros antológicos devela decisiones complicadas, no es fácil dejar fuera un poema que le reviva emociones, y ya lo objetivo del rigor no parece dictar la norma, sino el sentimentalismo, de allí que en unas antologías aparezcan unos, que luego ya no, y al final otra vez veamos.
El poeta catalán hace ver fácil el complicado acto de escribir, de lo cotidiano arma una parábola, brinda facilidad a las cosas que la merecen, pero por momentos se complican la vida. Habla de lo más humano, llega a donde debe, el tuétano de la poesía de apremio; ahora que se cumplen veinte años de su muerte, Jaime Gil de Biedma demuestra, lúdica y contundentemente, el por qué se le extraña, y el por qué es necesaria su relectura.
Se le puede ubicar como integrante de la generación de los 50, como ejemplo del realismo crítico, pero en verdad lo que fundamenta de golpe la importancia de su obra es el reflejo en el rostro, el brillo en los ojos, y las ganas de volverse cómplice de quien lo lee. Murió en 1990 (8 de enero) y al final de su vida quizá logró convertirse en poema y no en poeta como él mismo quería, y tal vez también halló en la lectura la manera de hacerle frente a esos últimos días en que lo venció el SIDA.

Texto aparecido en la revista Siempre¡ del domingo 24 de enero de 2010.

viernes, 22 de enero de 2010

En Haití, reconstruir la vida universitaria: Claudio Rama

El ex director del Instituto Internacional de la UNESCO para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (IESALC) de 2001 a 2006 asegura que ésta es la oportunidad para las universidades de América Latina de asumir el desafío de apoyar a la reconstrucción universitaria en ese país

Claudio Rama fue director del Instituto Internacional de la UNESCO para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (IESALC) de 2001 a 2006. En 2009 intentó lanzar un programa regional universitario de apoyo a Haití, el cual finalmente no se pudo concretar; sin embargo, no pierde la esperanza y desea retomar esa iniciativa tan necesaria.

En entrevista para Campus, el especialista da su óptica ante la desgracia del pueblo caribeño: “La Universidad de Haití sufrió igual que todo el país. Los techos de muchas de sus facultades repartidas en la capital de Puerto Príncipe se desplomaron, cientos de estudiantes murieron y, sin duda, muchos de sus pocos profesores”.

Todo este signo de desgracia se tiende a agravar y retrasará inevitablemente proyectos, estudios, análisis; la prioridad en este momento es otra, más recargada hacia lo indispensable para sobrevivir. El doctor honoris causa por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, en Perú, señala: “la comunicación seguramente se ha hecho caótica y los proyectos de reformas académicas deberán ser reevaluados ante este desastre institucional”.

La desgracia que ya se ve tendrá secuelas con el paso de los días: “es lógico suponer un tiempo caótico, miles de estudiantes sin asistir a las aulas, tiempos de proyectos de reconstrucción y carencia de recursos, muchos intentando huir del país y pérdida efectiva de capital humano, imprescindible para cualquier proyecto de desarrollo futuro”.

En este marco, quien ha recibido dos veces el Premio Nacional de Literatura del Uruguay (1999 y 2008) avizora una fuente de apoyo en la misma casta universitaria: “Es ésta la oportunidad para las universidades de América Latina de asumir el desafío de apoyar a la reconstrucción universitaria en Haití”.

Comparte su experiencia luego de que el año pasado intentó promover un proyecto entre la Unión de Universidades de América Latina y el Caribe y la Universidad del Estado de Haití (UEH), “se estaba a la espera hace meses de que la UEH dijera cuáles eran sus prioridades, creo que ahora es claro: sus prioridades son todas y hay que iniciar un amplio programa de apoyo académico y económico para la reconstrucción y la reforma de la educación superior en nuestro hermano pobre y sufrido”.

Las universidades de Haití, dejando de lado a la Universidad Estatal de Haití, son en su mayoría privadas y de corte religioso, algunas de ellas son: la Universidad Americana del Caribe (www.auchaiti.org), la Escuela Superior de Infotronique de Haití (www.esih.edu), la Universidad del Caribe de Haití (www.universitecaraibe.com), la Universidad Cristiana del Norte de Haití (www.ucnh.org), la Universidad Episcopal de Haití (www.uneph.org), la Universidad Notre Dame de Haití (www.undh.org) y la Universidad Quisqueya (www.uniq.edu). Todos los sitios web de estas instituciones de educación superior han quedado congelados desde la fecha del sismo.

Aparecido el jueves 21 de enero en CAMPUS de Milenio Diario.

domingo, 17 de enero de 2010

Hieles en la academia*

En los campus universitarios el talento, la paciencia y la perseverancia suelen ir juntos. Con mucho, es la mejor argamasa intelectual del quehacer científico de sus académicos.

La fusión de esas categorías genera méritos, construye carreras y prestigios y el reconocimiento se funda en el constante trabajo y en la vocación para forjarlo. Hay recompensas intramuros.

Sin embargo, estos son otros tiempos. El mundo universitario se ha vinculado más a la sociedad. Un nuevo entorno ha creado otros estímulos para el trabajo académico y los méritos se revelan en otros ámbitos. La comentocracia es uno de ellos. También reconoce y prestigia. Ésta, además, produce ingresos al académico que llega a la radio, a la prensa y a la televisión. Cierto que muchas veces y en varios casos es requerido por los auditorios a razón del espectáculo, más que por la esencia de sus opiniones. Pero ése es otro asunto.

Lo que tiene la comentocracia es que también fragmenta a la academia. Los de siempre, los serios y pacientes que no abandonan sus propósitos científicos, y que ni sufren ni se acongojan con los académicos que se van con poco o buen prestigio a los medios, que son unos cuantos elegidos, están por un lado; y los otros, los que ven muy lejos a ambos, son otros.
Para estos últimos, paciencia y perseverancia, dedicación responsable y ética distan de su temperamento.

Estos académicos hablan mucho y producen poco. Y lo que producen son textos llenos de citas, generalmente referidas en inglés en el pie de página para presumir el idioma. Y lo hacen pensando en ganar puntos en el escalafón o para el Sistema Nacional de Investigadores (SNI), o para presumir en sus charlas y clases, no para el debate o la riqueza del conocimiento, sino más bien para la pose, el reconocimiento del superior y la palmada de éste en el hombro.
En otras palabras, la presunción va por delante de la utilidad de la reflexión.

Muchas veces la prisa por hacer públicas algunas de sus ideas las deja endebles; se les olvida que la cantidad no puede suplir a la calidad. Estos académicos son fáciles de ubicar, parece que llevan marca: son soberbios, imperativos y forjan un pequeño feudo para citarse mutuamente.

Algunos de ellos se sienten tocados por la mano de un ser superior; es normal: es su falta de autocrítica; fundan su actividad en dogmas, en tres o cuatro ideas de las cuales viven toda su vida. Con ellas se afanan en coloquios, seminarios, presentaciones, cenas, desayunos, comidas, reuniones y la vida social académica en general.

Eso les da para ser esmerados y cuidadosos con las relaciones públicas y la institucionalidad universitaria en sus propuestas, por lo común olfateando algún apoyo, patrocinio, no importa que venga del gobierno local, federal, del sector privado o del extranjero. O de la propia autoridad universitaria que lo tiene a la mano.

Pero su gran drama es que en su fuero interno codician la luz de los reflectores, ansían ver sus nombres enmarcados y su foto en los espectaculares y en las páginas de los diarios. Pero lo que Salamanca no da, Salamanca no presta.

Además, se molestan con los comentócratas, esos académicos, por lo general, con presencia mediática notable, a quienes critican con acritud. Condenan sus argumentos a priori y les resultan repelentes. Y es que los mediáticos le hacen ver su mediocridad y de ahí su incordio. Es envidia.

En consecuencia, en su círculo cerrado se asfixian, se vuelven herméticos, generan amargura y el valor de su obra se tiñe de bilis.
Lo más preocupante es que sus posturas normativas y pedantes permea en los alumnos, ven a estos profesores-investigadores académicos como referente, siguen sus pasos, copian sus formas y modos. Van derecho a la mediocridad de su mismo mentor. Y, aunque no lo crea, no son pocos.

* Uno de estos académicos que me sirvió de modelo es de la UNAM. Pero amigos míos de instituciones privadas y otras del DF me confirmaron que los tienen de profesores.

Texto aparecido esta semana en CAMPUS de Milenio Diario