miércoles, 27 de febrero de 2013

Y después de la maestra ¿qué sigue?

El problema o los problemas de la educación en México tiene muchos cabos por donde tomarlo, pero sin lugar a dudas existe uno que es repetido por obvio, por tradición y quizá también por un afán de no profundizar en el tema y dejarlo todo a la salida fácil. Me refiero al liderazgo en el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) que encabeza la Maestra Elba Esther Gordillo. (Incluso el apócope de “Maestra” al ser tan de uso común ha llegado a adueñárselo esa misma persona, y la profesión ha pasado a segundo término. Uno escucha o lee “la maestra” y sabe que es ella). Varias voces críticas señalan a la dirigente sindical como una de las principales culpables de la calidad de la educación en México, siendo que discursivamente al menos ha sido uno de sus mensajes reiterativos desde 1989 que tomó las riendas del gremio. Mas ahora la pregunta cabe: ¿Y después de la maestra qué sigue?, porque tal vez estamos tan ensimismados en ubicarla como el punto más alto del fracaso educativo que tiene nuestro país y no nos hemos dado tiempo de trabajar en las alternativas cuando ya no esté, porque es un hecho que tarde que temprano dejará de estar. ¿O acaso estamos esperando que por cuestiones divinas o mágicas los estudiantes de nivel básico a la salida de Gordillo Morales tendrán mejores calificaciones, comprenderán las lecturas, serán una calculadora andante? El cambio en la cabeza no implica necesariamente un cambio en el cuerpo si no se trabaja desde ahora. Y lo peor que puede sucedernos es que en lugar de avanzar se retroceda a grados de que se añore lo anterior. ¿Qué tenemos preparado en las Universidades ante ese cambio que se avecina, qué estarán haciendo en el mismo SNTE, en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, será el momento del revanchismo o acaso crecerán para mejorar. Se perfeccionará la capacitación de los profesores, sus prestaciones serán más amplias, los puentes vacacionales sufrirán modificaciones. La Secretaría de Educación Pública tendrá mayor holgura en sus decisiones? ¿O quizá se repetirá lo que sucedió con la otrora poderosa Confederación de Trabajadores de México (CTM) a la muerte de su líder Fidel Velázquez, y el esqueleto de lo que quede seguirá pregonando por años. Rafael Ochoa Guzmán será la versión moderna de Leonardo Rodríguez Alcaine, y así herede el derecho de piso, o tal vez será algún familiar que ya sonaba para ser Secretario de Educación de su estado natal? ¿Qué postura tiene el gobierno preparada para esta circunstancia. Los famosos NiNis se acabarán? Las oportunidades de empleos para los jóvenes se darán en todas partes (hay quienes creen que incluso están detenidas por culpa de la dirigente). Los espacios para el esparcimiento juvenil serán medidas públicas de todo gobierno estatal? Lo cierto es que el daño en la educación e México ya está hecho, y podemos gastar tiempo en lamentarnos y señalar culpables, quienes deben pagar por su grado de responsabilidad, sin embargo lo más importante, se debe iniciar o fortalecer los esfuerzos que se están realizando para llegado el momento, cuando la maestra ya no lidere el sindicato, saber qué hacer, qué opciones vienen, qué modificaciones debemos hacer en la preparación de los profesores. Quizá sea el momento propicio para la Reforma Educativa, de revisar los contenidos en las materias, en los diversos grados. Ubicar los mecanismos de evaluación, fortalezas y debilidades, las cuestiones de salud integral, de alimentación en los centros educativos. Lo repito pues es necesario: el futuro se definirá en buena medida por lo que sabe cada quien, esto es el mercado del conocimiento, y sin necesidad de mirar los estándares internacionales porque nos decepcionamos más, basta echar un vistazo a la programación de la televisión, las librerías y bibliotecas de México para percibir que como país las cosas no mejorarán pronto de seguir como están. Eso es hasta ahora por un lado, el que hemos vivido desde hace años, y por el otro está la posibilidad de dar un carpetazo y empezar de nuevo, a construir, a mejorar y desarrollar un modelo educativo que en verdad ayude, que a ciencia cierta profundice y haga a México un país de estudiantes competitivos. El futuro y el presente es la educación. Allí es a donde hay que invertir recursos, y no sólo económicos. La fuga de talentos debe detenerse o al menos mermar si se abren aquí en territorio nacional las posibilidades laborales, de investigación y de desarrollo. Palabras clave como innovación, competitividad, tecnología, deben usarse en mayor medida no sólo en los discursos sino en los hechos, con resultados. Políticamente desde las “computadoras y las clases de inglés” que pregonaban como líneas discursivas los candidatos a la presidencia de México en el año 2000, no ha habido propuestas de fondo, aunque es bien sabido que los recursos son cada vez más ajustados para las instituciones de educación superior. Es el momento también de evaluar las herramientas diversas que han ingresado a los colegios para saber si en verdad han sudo útiles o tan sólo su funcionamiento da para una portada en algún diario de circulación nacional, o una nota contraria debido al gasto que representó. Bien señala Elba Esther Gordillo Morales en la página 17 de su libro Tiempo y oportunidad (1998): “La historia demuestra que no hay liderazgo sin proyecto”, aunque en este caso pareciera que el proyecto que encabeza se reduce a su poder, y a partir de allí se limita el resto de acciones. Ahora que termine en un balance que no debe llevar mucho tiempo se debe evaluar cuál fue el proyecto de la Maestra en el área sindical magisterial, cuál es su herencia real, sin pasiones, con números fríos, evaluaciones internacionales, estándares de comparación que nos hagan ayudar en la toma de decisiones. Y de ser requerido un cambio, alguna modificación de fondo, que lo obvio sería así, no doblegarse ante la duda: “La resistencia al cambio sigue siendo la más compleja forma de expresión del miedo a lo desconocido”, dijo la misma autora citada en claro intento de retomar a Elías Canetti en su obra Masa y poder: “Nada teme más el hombre que a ser tocado por lo desconocido”. Así que debemos intentarlo. Este cambio debe incluir nuevos mecanismos que eleven los niveles de comprensión de los estudiantes, en aumentar y mejorar los espacios de debate, en una reflexión que conlleve a una amplia diversificación del conocimiento, y así salir de ese penoso último lugar que tenemos como país en la clasificación de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Todo esto debe hacerse en un marco netamente electoral que ya ha empezado, donde las campañas serán las que dicten el ritmo del debate, de las decisiones y el comportamiento de los diferentes personajes públicos que toman las decisiones (buenas o malas) de este país, desde el Presidente hasta los gobernadores y los representantes populares. Las soluciones son varias y están al alcance. Desde elevar el porcentaje del gasto en educación, actualmente es el 5% del PIB, que se destinó en este 2010 de la siguiente manera: 82.6% a sueldos y salarios, 4.8% a infraestructura y equipamiento escolar (gasto de inversión, 2.2%, y gasto de operación, 2.6%). Pero también se debe explorar en mayor medida la educación a distancia para tener mayor acceso, modificar horarios y contenidos en algunos grados escolares, entre un listado de propuestas que seguramente ya deben tener algunos especialistas y estudiosos del caso de la educación en México. La ocupación en el ámbito educativo en nuestro país ahora debe radicar en encontrar opciones claras para cuando la maestra ya no esté, en incrementar las calificaciones como las de la prueba Enlace de 2010: español (63%), matemáticas (66%) e historia (79%). Y por qué no, también elevar el nivel cultural, el debate en las familias, en los espacios públicos, a favor claro de una mejor convivencia, de mejorar como sociedad, porque para eso es la educación. Un fin y un camino. Es importante subrayar que los jóvenes hoy en día ya no creen del todo que puedan tener una mejor opción de vida que la de sus padres. Hoy los jóvenes tienen que concebirse con un dinamismo diferente que incluye los usos de la tecnología, el poco acceso a las oportunidades de empleo, el desaliento de una realidad que aísla de a poco. Pero siempre con el deseo y el brillo de la buena fortuna, de que cada etapa traiga algo mejor, de que cada día sea para mejorar la educación, y por ende, a la niñez, la juventud, el presente y futuro, para llegar a ser un país más competitivo y la entrada al mercado del conocimiento sea benéfica y provechosa. Publicado en CAMPUS Milenio el jueves 4 de febrero 2010

viernes, 22 de febrero de 2013

Un genuino racionalista, y poeta

Es un autor más reconocido que conocido. Gerardo Deniz (1934) es sobre todo poeta y observador. Bien dice Javier García-Galiano que su escritura “procede de la erudición no siempre azarosa de un lector, de un químico, de un corrector editorial, de un traductor autodidacta, de un paseante, parece original e imposible de imitar”. Pero ahora no es un volumen de poesía sino una selección de los textos que publicó en la revista (ya desaparecida) Viceversa, realizada por quien fuera director de esa publicación, Fernando Fernández, y en ellos podemos conocer un poco más del tono del Deniz escritor y sobre todo lector. Sus artículos son alrededor de temas variados, con un humor ácido; por ejemplo, critica a los poetas españoles que otros veneran a tope, dice “Qué latoso se vuelve el sonsonete de la rima. Me molesta hasta esa manía antidiluviana de empezar todos los versos con mayúscula. Tal como en tanta poesía española más o menos contemporánea, hay un no sé qué de sentencioso, de obvio, de chato”. Y lo hace con la misma naturalidad con la que comenta su relación con el legendario Juan Grijalbo cuando trabajó en su naciente editorial, así como sus pasos en el Fondo de Cultura Económica o los múltiples momentos de lectura en el bosque de Chapultepec. Lo establece de manera clara en la entrevista que le realiza el mismo Fernando Fernández y con la que cierra de gran forma el volumen: “Un genuino racionalista sabe, ante todo, qué cuestiones (científicas, por supuesto) son planteables y entretenidas)”. El sentido común juega y se habla de tú con los acontecimientos que menos teníamos registrados en el radar tradicional, pero que Deniz desliza en su inventiva natural para recordarnos que “Un procedimiento para pasar por sensible y profundo (lo cual, bien administrado, puede ser provechoso) consiste en desdeñar y devaluar el presente, como si el mundo no hubiese sido siempre monstruoso, sin necesidad de hacer muchas sumas y restas”. Y desdeñar el presente, devaluarlo es lo que para muchos hace el poeta, y que algunos califican como una máscara, la pose que ha elegido para mantenerse en esa parte de la escenografía de las letras. Lo establece de manera clara en la entrevista que le realiza el mismo Fernando Fernández y con la que cierra de gran forma el volumen: “Un genuino racionalista sabe, ante todo, qué cuestiones (científicas, por supuesto) son planteables y entretenidas)”. En Red de agujeritos [Red de agujeritos, México: Ficticia Editorial, Universidad Veracruzana, 2012] podremos encontrar a un Gerardo Deniz, como se autodenomina: “erratonero de editorial” (o el retrato que hace Juan Almela —su verdadero nombre— de sí mismo), que sabe comentar y ser crítico, que disfruta lo que hace y que nunca estará de acuerdo con las convenciones tradicionales porque así le marca su naturaleza. De allí su selecto club de lectores y admiradores. ® Texto aparecido en la edición de Febrero de 2013 de Revista Replicante.

martes, 19 de febrero de 2013

Sobreperdonar

Poeta y ensayista, Armando González Torres (México, 1964) ha hallado en el aforismo una manera contundente de escritura, ya la ha venido ejerciendo en volúmenes pasados, mi favorito Que se mueran los intelectuales, y es en esa forma, siguiendo su estilo y ritmo, que ahora entrega Sobreperdonar. El objeto de la crítica se concentra en la figura del perdón, nos lleva con su pluma por momentos ácida y por instantes de filosofía o al menos de reflexión, al acto de preguntarnos si no estamos perdonando demasiado, o esto es, hemos desgastado el perdón de tal suerte que ahora ya no vale lo que se supone, en última instancia, nos orilla a plantearnos la interrogante: ¿quiénes somos nosotros para perdonar? Conjunta en cinco apartados la obra: Donde se discute la pertinencia, o no, del perdón, Cosas que perdonar, Del perdón denegado, Del perdón otorgado y El idioma y el perdón. Y va desde el inicio a la llaga misma: “Todo perdón deja una marca, como una pequeña verruga, en los labios del perdonador y en las orejas del perdonado”. Nos lleva de golpe y porrazo a lo que de suyo es un acto íntimo pero nos hemos dado a la tarea de hacerlo grupal, someterlo a juicio masivo. Va de las diversas voces como la del verdugo que confiesa: “Sólo le suministré un poco de sentido trágico a esas vidas rutinarias y ociosas”, al pensamiento en voz alta del intelectual: “Gracias a la existencia del enemigo podíamos disimular el profundo odio que nos profesábamos a nosotros mismos”. El perdón viaja del odio a la desdicha, a la lucidez sin brillo, González Torres nos plantea en sus aforismos que la inteligencia humana aconseja odiar, pero no siempre perdonar, incluso cree que los beatos mienten: pues “el perdón no libera, de ese acto contranatura sólo se pasa al desencanto y la desesperanza”. El nombre del libro es atinado cuando pensamos en el exceso que caracteriza a ciertos peatones, de allí que comparta el autor frases como “La fragilidad de un hombre se mide entonces por la cantidad de perdones que es capaz de proferir”. Y entonces es cuando el perdón se convierte en un “acto intempestivo e irracional de libertad”. De eso se trata Sobreperdonar, de eso y de imaginación, de reflexión, de bocanadas de realidad. Por eso el perdón simplemente sucede, aunque a decir el también autor de Del sexo de los filósofos, “el perdón debería ejecutarse con la alegoría de una danza, como un canto primordial, intenso y liberador”, y por eso se trata también de una cuestión de lenguaje, su última sección, que para los despistados parecería sobrar, pero no, pues es el cierre atinado, justo, el de la forma en que se liberará el perdón. Sobreperdonar viene a ser un volumen de lectura necesaria y diferente. Más allá de los versos del poeta y de los párrafos del ensayista, aquí están los aforismos del intelectual que reposa con la balanza de la contundencia lo que toda persona en un momento dado se debe plantear al ejecutar algo que merezca perdón, y también lo que debe plantearse antes de perdonar. Armando González Torres, Sobreperdonar. Libros Magenta, México, 2011; 69 pp. Texto aparecido en la Revista Siempre¡ del domingo 17 de febrero de 2013.

El Marketing de la Santa Sede

La Santa Sede como institución es una de las marcas de mayor relevancia a nivel internacional. Convoca a millones de personas en todo el mundo, y todos sus movimientos por ende deben ser (y están) medidos, estudiados. En esa línea, los actos mediáticos también cuentan con una estrategia clara. La noticia de la renuncia de Benedicto XVI a su papado irrumpe como algo novedoso. El caso más reciente se remonta a hace más de 600 años (no se había siquiera descubierto el continente Americano), de allí que esta sea la primera ocasión en que tenemos conciencia plena de lo que es y lo que significa, y por ello su trato mediático es cuidado con esmero. Teniendo una nota de esa naturaleza no podía ser de otra forma más que en un lunes para marcar la agenda mundial aprovechando ya la diseminación que se da en los medios a través de sus plataformas digitales y las redes sociales. El tiempo así debe jugar a favor, por eso la hora de su difusión, para que en todo lugar del planeta se supiera la noticia Dependiendo del huso horario algunos se enterarían por la mañana o la tarde, pero lo cierto es que era el tema que aparecería en los espacios estelares de los diferentes medios de comunicación no sólo el lunes, sino los días subsecuentes. Manejar los tiempos de los medios de comunicación no es tarea fácil. Máxime cuando se tiene una noticia de trascendencia, por ello, es justo reconocer el buen desempeño de la estrategia de comunicación que ha realizado el Vaticano y la grey católica al hacer este inusitado anuncio. Pasado el tiempo de lanzamiento, viene el tema, la razón pues del hecho, y la idea que lograron posicionar fue que el Papa renuncia porque él mismo reconoció “le faltan las fuerzas para llevar adelante su labor”. Ese fue el elemento a diseminar. Con esto se consigue ganar en el lenguaje y por ende, tener más posibilidades de triunfo en el debate, o en su defecto, no perderlo, pues los rumores alrededor se dieron de inmediato. Dejando en claro el tema y la marca para luego distinguir el ritmo que se seguiría, no fue gratuito pues la serie de noticias que se dieron en los días inmediatos posteriores: la foto del rayo que cayó en la Catedral de San Pedro, el debate sobre el anillo papal (conocido como Anillo del Pescador), el hecho de hacer público que usa marcapasos desde hace 8 años, la caída sin consecuencias en su viaje reciente a México. Y todo ello con un objetivo claro y contundente: tener el control de la información, evitar fugas, y salir avante de una amenaza seria que ya empezó a salir a la luz con, por ejemplo, el libro “Sua Santita”, de Gianluigi Luzzi, seguida de la detención y condena de quien fuera mayordomo del Papa, Paolo Gabriele. Esto es, ante la posibilidad de que se hagan públicos los documentos que se extraviaron y que muy seguramente contienen información que pueden dañar a la institución a través de la persona, se decide mejor retirar a la persona (o la persona lo decide) para que la institución continúe su paso y trayectoria, pero no es secreto que se encuentra en una etapa de definiciones interesantes. El objetivo aquí en términos de comunicación es salir bien librado de lo que se avecina, y ante ello, el sacrificio es el del líder, la estrategia conlleva retirarlo por la puerta grande sí, pero de forma rápida, y eso es otro logro en la estrategia de comunicación, el marcar fechas: el 28 de febrero quedó signado como el último día del pontificado de Benedicto XVI, y con ello a su vez se da paso al debate por su sucesor. Esa trama, la de la elección, es la que de forma natural ganará el debate mediático. Se enumerarán nombres, se darán razones geográficas, políticas y de ideologías o aperturas de acuerdo a la época, y se logrará el efecto mediático deseado, dar por pasado el tema del posible escándalo de Benedicto XVI, quien habrá salido, además, bien librado y envestido de héroe pues sus razones, como dijimos al inicio lo dibujaron como un acto de humildad. Seguramente en el ambiente estará el halo que dejen los documentos del llamado “Vatileaks”, en donde se hacen públicos algunos de los entretelones de las luchas por el poder, del divisionismo que se vive en el Vaticano y que tomará fuerza en los momentos previos al anuncio del sucesor. Para ello la comunicación de la Santa Sede también ha echado mano de algo que siempre llama la atención como lo es el uso de símbolos, que se utilizan desde siempre y como ejemplo está lo que se decidió (pues otra vez: es algo histórico e inaudito y hasta hace poco impensable) quemar el anillo del Papa Benedicto XVI. Estas notas son importantes porque le den color al proceso, sirven para aderezar el debate, las disputas por el poder son manejadas al mismo tiempo que las declaraciones sobre los colores, la vestimenta, el futuro de Joseph Ratzinger, que dará paso a un retiro “oculto al mundo, aunque siempre cerca de todos ustedes”, como signó en sus últimos eventos públicos en pleno inicio de la cuaresma. Una figura que tuvo mucho trabajo es el vocero de la Santa Sede, Federico Lombardi, quien fue el encargado de hacer los pronunciamientos que marcaron la agenda mediática. Tarea que siempre se ha distinguido dentro de la institución, pues de esa forma se evita la fuga de información y la efectividad en la colocación del mensaje. Ejemplo pues que pueden retomar varias instituciones. A la mente de muchos vino el recuerdo del filme “Habemus Papam. El psicoanalista del Papa” (2011), de Nanni Moretti en la cual queda perfectamente dibujado un Papa (interpretado por Michel Piccoli) que renuncia a su cargo por considerarse incapaz para realizar las labores de Su Santidad. La realidad ahora alcanza y rebasa a la ficción y ante ello, la institución ha salido a enfrentar con una buena estrategia de comunicación una crisis a la que se le avecinan otras de tipos diferentes: políticas, geográficas económicas, de valores, de deudas y déficit de creyentes, pero en cuanto al manejo de la comunicación, sin pasiones religiosas, han dado una buena lección. Pd. Además, otro apunte (y nota que llamó la atención) fue el nacimiento de la noticia, siendo la periodista italiana Giovanna Chirri, de la agencia ANSA, quien se llevó la primicia. Uno, por estar en el lugar de los hechos, donde pocos colegas estaban presentes, y segundo por saber latín que fue la lengua que usó Benedicto XVI para hacer el anuncio. Lo que le siguió fue el aderezo, la nota de color. Sin embargo, el valor para lanzar la nota nadie lo pone en duda, se jugaba su prestigio, de ser falsa la noticia hubiera sido muy diferente, y su prestigio puesto en tela de juicio. Consultor político. Autor del libro “Apuntes de un consultor en campaña”. rafaelvargaspasaye@gmail.com Texto publicado en la página web de la Revista Etcétera el 15 de febrero de 2013.