lunes, 3 de enero de 2011

El complot de los románticos

Hacer una reunión con invitados tan disímbolos nunca llevó tanto trabajo y tan buenos resultados literarios. El Parnaso es un congreso que sirve de pretexto para darle vida a El complot de los Románticos de Carmen Boullosa quien además de obtener el Premio de Novela Gijón 2008, levanta la mano para decirle al lector exigente que aquí hay una autora mexicana con ganas de contar una historia fresca, ágil, divertida, pero no por ello fácil o carente de recursos.
Muy al contrario, y se nota desde la principal voz narrativa y la trama. La primera con una presidenta de un congreso que no sabe bien a bien por qué pero debe llegar a buen término, escritora con poca obra y menos fama, pero ahora le ha tocado organizar este muestrario de vanidades y estilos tan diferentes como las épocas en que vivieron, porque los integrantes son almas, son muertos. Y la segunda porque en algún momento participamos en los festejos.
De hecho es la misma narradora (por instantes cercana a la línea de la decadencia: “No existo. Google no reconoce mi nombre”) quien nos inmiscuye en cada reflejo de la misma trama gracias a su lenguaje, ese tono narrativo que por momentos le habla directamente al lector, resulta en sonrisas cómplices de la amistad, y qué mejor que sea una conocida quien nos lleve por esa aventura, que recuerda los caminos recorridos para llegar al festejo.
Guiños de cultura general y formación literaria son los nombres de los participantes en el congreso, escritores de diversas épocas, incluso un integrante de la excursión para elegir lugar (que incluyó México, Estados Unidos y Madrid, ésta última la ganadora) es Dante Alighieri. Y ya elegido el lugar, ahora viene la conmemoración y premiación de quien se llevará la gloria ese año.
Un galardón por lo demás arreglado, trabajado por las relaciones públicas de su autor Melville, cuyo nombre era La isla de la Cruz, “El premio era suyo por legítimo derecho, porque el premio es de quien lo trabaja, pero no por los méritos literarios del manuscrito”; acción que no fue bien recibida por un grupo de literatos llamados los Románticos, quienes en pleno Teatro de la Zarzuela defendieron otro libro, el cual al parecer de la narradora no estaba nada mal.
Esta es la parte central de la obra. El recorrido por diferentes ciudades fue el prefacio de la batalla y rebelión, del llamado complot que ayuda a mirar de otra forma la hechura de un proceso que ya marchita o que toca cambiar por su figura desgastada. Y es que en ocasiones resulta tan frío y tan gris el mecanismo y ceremonial de la entrega de galardones que sólo de esta forma parece darle color.
El complot de los Románticos viene a ser un entretenido ejemplar de la literatura de exportación, con toques sensibles de la novela que sabe narrar, que comprende que ahora el libro compite en espacios no sólo de cultura sino también de entretenimiento y esta obra se atreve logrando una buena factura que habla por sí sola, no requiere defensores puritanos, sino exige lectores.


Carmen Boullosa. El complot de los Románticos. Ediciones Siruela (Nuevos Tiempos), España, 2009; 264pp.A

Aparecido en la Revista Siempre¡ de esta primera semana de 2011.

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