jueves, 16 de febrero de 2012

El buen recuerdo de don Alfonso Nieto

Ya había sido Rector de la Universidad de Navarra ubicada en Pamplona (España) cuando lo conocí, por eso tenía tiempo para darnos clase a ese grupo multidisciplinario y multinacional que se conjuntó en septiembre de 2006 en uno de los Másters que promueve la institución. Vestido siempre con su impecable traje, con una corbata que resaltaba su inteligencia, de frases cortas y explicaciones claras, ese era Alfonso Nieto, quien falleció el pasado jueves 2 de febrero.

Disfrutaba el momento en el aula, se le notaba con los miles de estudiantes con quienes trató. Fue un adelantado de su época, el fenómeno de la prensa gratuita que vivimos de manera reciente en países sobre todo de Europa, él lo dejó en blanco y negro en su libro “La prensa gratuita” aparecido en 1984.

Generoso ubicaba el consejo, respondía personalmente los correos electrónicos y postales que sus múltiples amistades y exalumnos le escribían, manejaba varios idiomas y le encantaba viajar, Japón era uno de sus objetivos más claros, algo tenía.

En octubre de 2006 me dio la oportunidad de entrevistarlo, con un gran humor compartió que en uno de sus primeros viajes al lejano oriente le sorprendió que le tomarán muchas fotografías; al final le preguntó a alguien de su confianza el por qué, le respondió que era porque los orientales ven a todos los occidentales igualitos.

Pero más allá de la anécdota plasmó muy en su estilo algo que procuró compartir a donde se paraba: el valor del tiempo. Del cual decía “sólo se valora en medida de que uno no lo tiene para hacer algo que debe hacer, no para hacer algo que le guste que para eso siempre tiene tiempo”.

Ese era el tema de su vida, llegar a tiempo a la cita con el destino, ser un adelantado de nuestro tiempo, ese bien escaso, sentenció aquella vez: “dejar pasar el tiempo es matarlo poco a poco, es dilapidarlo, malgastarlo, con el tiempo no hay que jugar al gasto, hay que jugar a la inversión”.

El anuncio de su muerte fue como lo es hoy en día, a través de un correo electrónico, sumado a un mensaje en las redes sociales de una compañera de aquél grupo multinacional, los cuales leí en el teléfono celular; esto último no era gratuito pues en la ya citada entrevista también dijo que enfocáramos los esfuerzos en entender que el futuro estaría en las pantallas de esos aparatos, y una vez más tuvo razón.

Si bien la tristeza de su partida la llevamos muchos, también es cierto que esos mismos debemos celebrar el haberlo conocido y disfrutado. Porque don Alfonso Nieto más allá de su legado plasmado en clases y libros (claro que tengo uno con su firma, el cual no es mi favorito), vive en el espíritu de bien de sus amigos y alumnos, que nos contamos por centenas, de sus oyentes y aprendices que tenemos la responsabilidad hoy de seguir con sus enseñanzas.

rafaelvargaspasaye@gmail.com

Texto aparecido en el suplemento CAMPUS de Milenio Diario el jueves 16 de febrero de 2012.

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