jueves, 11 de marzo de 2010

El periodismo cultural, una mirada crítica a la realidad: Ariel González

Hay que contar con una visión crítica de las cosas, la realidad está allí, debemos ir por ella e interpretarla. Es una práctica en la vida y formación de Ariel González, editor y periodista que acaba de publicar su libro Breviario de correrías. Su formación lo ha llevado de la vida diplomática al lado cultural del periodismo, el cual ha sido una trinchera de bastante prestigio para calibrar el peso del acontecer local, nacional y mundial

El vistazo a la panorámica cultural del país tiene una labor central, porque “brinda una visión de espejo y una visión tanto distante como cercana, de espejo porque es un reflejo y distante porque guarda su perspectiva; entonces, creo que la gente que lee las secciones culturales está buscando una mirada distinta sobre temas y asuntos que están allí. pero de pronto no han sido abordados”, afirma Ariel González, periodista y editor de la sección Cultura de Milenio Diario, quien acaba de publicar Breviario de correrías, compilación de colaboraciones en prensa que han sobrevivido a la dura prueba del tiempo y hoy merecen relectura en forma de libro.

La función de las secciones culturales, en una coyuntura como la actual, puede ofrecer una mirada crítica, lúcida, especial, singular “sobre aquello que nos está martirizando como sociedad, como la violencia, la crisis, la falta de oportunidades, la decadencia institucional, pero creo que esto, desde luego, es sólo una parte, y tampoco puedo suponer que la mirada cultural lo constituye todo; sin embargo, es un mirador desde el cual podemos apreciar un poco lo que al país le ha faltado y le falta; años de mucho desdén, desdén por la cultura, por la situación de millones de mexicanos, de parte de gobiernos que les ha hecho falta una mirada social mucho más coherente, mucho más auténtica”.

Ante esta panorámica, la observación es contundente: “noto muchos silencios que me parecen muy obvios, muy evidentes, más allá de quienes decididamente han señalado faltas, ausencias, errores, de parte de los gobiernos panistas; noto mucho silencio, mucha abulia, mucha condescendencia de parte de nuestra clase intelectual”. La descripción y el análisis son profundos cuando se le cuestiona si hay ausencia de una crítica.

“Ni siquiera falta crítica, falta ánimo de ver las cosas, porque la crítica ya supone un ánimo distinto, y en este caso hay gente absolutamente indiferente, hay una gran indeferencia por más que marquen las cosas”. Lo señala alguien quien se reúne con esa clase política que toma decisiones y los ha escuchado decir "¡qué mal está el gobierno panista, qué horror!", pero también reclama porque jamás escriben, jamás pintan, jamás hacen nada relacionado con esta crítica, “me refiero a las grandes personalidades de la cultura mexicana. Hay una especie de inteligencia becaria” (término utilizado por Ariel González desde hace años).

El buen ánimo sobre los días que se avecinan intenta salir, sabiendo que “mucho de lo que nos va a ocurrir no podrá ser bueno. Con todo, soy optimista, hemos vivido ya situaciones muy difíciles, vamos a entrar a una etapa en la cual seguro habrá gente nueva, gente más perceptiva; creo que lo que viene no puede ser peor, contra todo lo que nuestras vísceras y nuestra experiencia personal crea interpretar”.

En internet, todo y nada
La inmediatez que nos ofrece la red de redes lleva al periodista a la reflexión: “en internet está todo y nada, no es casual que en Wikipedia existan cosas que estás buscando, pero tampoco sería raro que se equivocara o que le añadiera información o personajes que no deberían estar allí o en ninguna enciclopedia, es decir, la edición sigue siendo una parte sustantiva del trabajo periodístico”, misma edición que hace posible tener publicaciones como la Enciclopedia Británica o las hechas en las instituciones, por ejemplo las que alimenta el Estado: “si no fuera porque el Estado mexicano en algún momento dado ha recuperado la obra de un pintor o de un autor determinado, pues de pronto no sólo no estaría en la Wikipedia, sino seguramente no estaría en la Británica”.

“Creo que los medios en la inmediatez y en internet falsifican, desde luego, muchas cosas, porque el maquinazo permite que recuperes de inmediato fuentes fáciles; las fuentes fáciles que nos brinda internet son muchas veces las más engañosas, aunque no siempre, también hay que reconocerlo, por eso dije, en internet hay de todo, todo lo malo y todo lo bueno”.

Y cabe la autocrítica: “deberíamos ser muy cuidadosos, yo me cuido mucho de esa parte, prefiero ir a los libros, a los autores y, sin embargo, internet es una herramienta que está todo el tiempo, hay que consultarla, visitarla y no dejar de consultar sus fuentes”.

Las correrías
El libro de Ariel González se regodea en esa línea imaginaria que existe entre la literatura y el periodismo; las páginas que lo conforman, los textos que le dan vida, fueron escritos bajo presión y nutridos gracias a los pulsos, las tensiones, nerviosismo, y las grandes cosas que la literatura brinda siempre. “Quien desde la perspectiva periodística sigue la dinámica de la literatura, de los escritores, de los autores, creo que tienen la oportunidad de ser también partícipe de algún modo de estas características”, afirma el escritor.

En Breviario de correrías se dan cita textos con idea y sentimiento, que reflejan calidad de lecturas, reflexión alejada de la inmediatez, trabajados con el perfil periodístico de antaño; análisis que refresca con la relectura, escritura que desconoce el vértice de separación de la literatura y el oficio de la redacción, que permanecerá como un elemento provocador. Por ejemplo sus viajes en Rusia, Alemania, China, su estancia en Argentina, caminar por las mismas calles donde Borges imaginó mundos diferentes, saludar a Bioy Casares sabiendo el peso de su talento en la literatura mundial. Y reencontrar la esencia de Paul Bowles en su libro El cielo protector para saber diferenciarse de turista promedio y ser un viajero total.

Incluso, se da espacio para brindar un consejo a los jóvenes universitarios, en especial a quienes se quieren dedicar al periodismo, aunque aplica para cualquier profesión: “vean el país con ojos muy abiertos, con ojos muy críticos, lo cual no significa dirigir los dardos contra uno o contra otro; crítico quiere decir simplemente siempre sopesar la realidad y la realidad es muy fuerte, es impresionante. Entonces, hay que medirla con una cinta de buen tamaño para ver las cosas con otro tamiz, porque el principal asunto es que la realidad está allí, pero hay que saber cómo abordarla”.

Finalmente, Ariel González habla de la línea invisible entre la literatura: “todo el tiempo he creído y sostenido que el periodismo se nutre todo de los pulsos, de las tensiones, del nerviosismo, de las grandes cosas que la literatura ofrece invariablemente. Quien desde la perspectiva periodística sigue la dinámica de la literatura, de los escritores, de los autores, tiene la oportunidad de ser también partícipe de algún modo de estas características. Entonces, no me avergüenza, al contrario, me enorgullece pensar que desde una redacción uno puede estar pendiente de las cosas que están sucediendo en el ámbito cultural, y ésa ha sido una de las principales motivaciones por las cuales yo escribí muchos de los textos que presento en este libro, que, hay que recordar, pretende ser una compilación de mis textos semanales, textos escritos bajo presión, bajo la dinámica que significa colaborar semanalmente en un diario, y allí es donde trato de presentarlo lo mejor que puedo”, concluye.

Texto publicado hoy jueves 11 de marzo en CAMPUS de Milenio Diario.

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