La gente inteligente no dice que es inteligente, lo demuestra. En fondo y forma, José Ortega y Gasset demostraba sabiduría, a veces en las líneas escondidas de sus textos voluptuosos, pero descubrirla siempre hace nacer esa sensación de alegría; quien lo hace, sonríe y enciende el motor de la felicidad, la inteligente felicidad:
"El intelecto no tiene más excitante ni más gimnasia ni más nutrimento que una peculiar y lujosa voluptuosidad por la verdad. Quien no sienta ese placer casi erótico de alargar la mano y palpar estremecido las formas deliciosas de una idea en que la realidad ha dejado impresa en su seno y su mejilla, puede estar seguro de que a los treinta años se le parará la inteligencia”
En tiempo de incertidumbre, leer es buen remedio. Releer la mejor medicina.
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