jueves, 27 de octubre de 2011

De las redes a la calle

Mucho se ha hablado de los movimientos que comienzan en las redes sociales. Se generan hastags, etiquetas, perfiles falsos o trolles. Ya hay cursos intensivos, no faltan los expertos que creen que porque se la pasan más horas en la computadora que en la vida real, saben de redes sociales

Pero lo cierto es que la clave del paso cumbre o verdadero de movimiento en redes al movimiento social es la toma de las calles, del cambio que puedan ejercer cuando se logra la movilidad real, tangible, en las plazas, en los espacios públicos.

Cuando se toma la calle, se tiene la posibilidad de medir realmente un efecto que se presume nació en internet. Bien lo señala Nicolás Cabral en el número septiembre-octubre de la revista La Tempestad: “para transformar el espacio público en espacio común los cuerpos deben producir eventos, que van de la apropiación a la subversión”.

Ahora bien, ¿cómo llega un comentario en internet a volverse tema general o trend topic (para decirlo en sus palabras) y no desfallecer con la avalancha de las otras noticias? Quizá allí radica el éxito.

Si no se toma la calle, se corre el riesgo de que le siguiente e inmediato trend topic opaque al que hace unos instantes ameritaba llamado mundial. Tómese por caso un triunfo en algún campeonato del deporte que se guste. Si no se celebra de inmediato, el efecto no será el mismo, la efervescencia habrá descendido, el ánimo y las ganas se habrán casi extinguido.

Los recientes movimientos en Medio Oriente y en Europa resultaron exitosos y llamativos. Sin duda, las redes sociales fueron las grandes herramientas, los perfectos puentes para incentivar una movilización que no sólo tuvo como combustible el llamado, sino la indignación, el repudio por malas prácticas y pésimas decisiones que rebasan a lo económico y se incrustan en órdenes de justicia social y equidad.

Un punto a resaltar también es la distancia que ha demostrado ante estos movimientos las clases gobernantes. Los políticos que si bien están participando en internet, todavía muchos no han logrado manejar o comprender que se trata de una herramienta de comunicación y que exige en esa misma medida tiempo, atención y participación.

Estos movimientos sociales que aprovecharon las redes sociales contagiaron a ciudades emblemáticas de Estados Unidos y empezaron a cobrar vida con una razón que a todos los afectaba: el vacío en los bolsillos. It´s the economy, stupid, era una de las frases más recordadas. Y de nuevo con la etiqueta de indignados (término atinado, incluso romántico porque no quiere esa gente perder la dignidad, sino muy al contrario, mantenerla y agrandarla), el llamado hecho en internet cobró realidad en los puntos más emblemáticos de las urbes.

La rapidez con la que se mueve el mundo digital obliga a también ser eficaz en la comunicación, pero sobre todo certero y atractivo para que los seguidores continúen en esa tónica.

Hallar el punto de unión es la fórmula del triunfo, los indignados lo tienen muy claro, no se trata de una protesta más, ni de una protesta porque sí, esa indignación mantienen vivo el espíritu del movimiento, y como no se vislumbra una salida al menos en el corto plazo a las crisis financieras de varios países, el tema les dará para unos días más a esos grupos que supieron ubicar en las redes sociales un excelente canal de comunicación para la convocatoria, la respuesta y la alimentación de los eventos y del movimiento como tal, ya es otro logro.

Texto aparecido en CAMPUS de Milenio Diario el jueves 27 de octubre de 2011.

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