martes, 13 de mayo de 2008

Cicerón abreviado

Dice Cicerón en sus Diálogos en Túsculo: “es propio de la estupidez ver los vicios ajenos y olvidarse de los propios”, cierto. Mal gastamos el tiempo criticando a los otros pero no ejercemos la autocrítica ya sea profesional o personal en cada coyuntura, con los amigos, la pareja, la familia. En la misma obra nos comparte que el dolor más grande y perdurable es la vergüenza, esto es que duele más que el dolor mismo. Ejemplifico con una escena común: en una cita, pensemos en el rompimiento de una pareja, quizá ella le propine una bofetada a él, pues el dolor físico puede durar ese día y al otro dejar ligeras marcas, pero el sentimiento y sobre todo la vergüenza (extendamos la imaginación para pensar que es el lugar favorito para cenar de él y que por ende varias de las personas que presenciaron el momento de la famosa bofetada estarán cenando también allí de vez en vez) pervivirán más tiempo. Quizá por ello, cuando las cosas están muy mal, le llaman acto de vergüenza a lo conveniente que puede resultar retirarse, hacerse a un lado, o decir adiós. Es lo único que queda después de una desagracia.

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