lunes, 25 de agosto de 2008

Como dice Pérez-Reverte

Ayer en la página 47 de Milenio Diario Arturo Pérez-Reverte tituló a su columna Patente de corso con el sugestivo “El profesor íntimo e intimidatorio”; ello por dos motivos principales: el primero su posición como miembro de la Real Academia de la Lengua y el segundo por sus experiencias al terminar una obra y recibir cartas de lectores atentos algunos, y otros que se intentan pasar de listillos. En el caso del escritor recurre a frases gratas, sin complicaciones, que hacen quedar bien a quien las dice y a gusto a quien las escucha, por ejemplo:

“Escribir una novela es poner en pie un artefacto complejo, con reglas, estructura y mecanismos internos”.

Pero cuando habla el académico se nota la molestia (creo que justa) por aquellos que se sienten con el poder de criticar y juzgar sobre algo que simplemente no manejan como desearan o porque les dijeron y sus argumentos se basan en rumores, oídas o chismes. A un supuesto profesor de Lengua y Literatura de Albacete, España, que le escribe (y ni siquiera a él directamente sino a la Academia) acusándolo de no saber manejar las diferencias entre el verbo intimidar e intimar, le responde de esta manera:

“Muy Sr Mío: le quedaría muy agradecido si, la próxima vez, en lugar de hacernos perder el tiempo con tonterías a la Academia y a mí, consultase antes el Diccionario de la RAE (Intimar: página 877, primera acepción). Le recomiendo el uso frecuente de esa obra (también editamos uno de Ortografía y una Gramática) para que, de ese modo, evite hacer de nuevo el ridículo pasándose de listo”.

Y todavía el autor de Territorio comanche termina su texto así: “Hay días en los que me encanta ser académico. Por lo que jode. Para qué les digo que no, si es que sí”. Dejando de lado una frase patentada por la Chimoltrufia (personaje de Chespirito), Pérez-Reverte, que no es de mis escritores favoritos, tiene razón: la soberbia sumada a la incultura hace daño, pero si a ello se le agrega la terquedad, cuidado, tenemos problemas, y no nada más en la literatura, sino en la vida, y en el supuesto futuro.

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