viernes, 22 de agosto de 2008

La brevedad sentida


Los géneros literarios son un reflejo de la realidad. Las voces que en las páginas cobran vida tuvieron que haber sido halladas muchas veces primero en este lado del mundo. Los gestos de las ciudades se han ido formando con el paso del tiempo, ahora con la tecnología a su favor (y en algunas también en su contra); tal es el caso de los elementos para la escritura, como la pluma y el papel a los cuales se le suman la computadora y sus archivos y formas de escribir en ellos.

Daniel Fragoso Torres (Pachuca, Hidalgo, 1980) se hizo acreedor al Premio de Poesía Efrén Rebolledo 2006 con su volumen Bitácora del desánimo, el cual aparece en esta segunda mitad del 2008 con argumentos poéticos partícipes y cómplices de la brevedad (quizá también como síntoma del poco tiempo que nos deja la modernidad para actividades tan lícitas como leer), como lo es el tanka y el aforismo con una fachada de blog posmoderno, donde se guardan el registro de los días que nadie sabe a ciencia cierta dónde habrán quedado.

Con un espíritu abandonado, alicaído, que presume de pesimista pero encuentra alimento en el mismo sufrimiento, Bitácora del desánimo recuerda lo que de suyo es el paisaje veraniego de la muerte, lo que de frente carece de argumentos, lo que de costado empapa de angustia. Qué mejor que un epitafio para dejar la última voluntad sellada:

“Era necesario trasmigrar por muchos cuerpos
antes de obtener su liberación,

por eso su habilidad para saltar de una relación a otra,
por eso su pericia para vivir descorazonado
y también por eso es que nunca su lápida dirá nada.

Los traidores no suelen inspirar epitafios.”

Con los míseros recuerdos del abandono, los bolsillos casi vacíos porque de otro modo encontrará con qué entretenerse, los pasos que ubica Fragoso Torres en sus breves líneas pueden pasar inadvertidos para quien corre prisa por terminar de leer la obra, mas para un lector atento le sugerirán nuevos temas, nuevas preguntas, el libro está en su contundencia dispuesto a que después de leerse no quede nada: “Nada hay después de lo que no ha de venir/ todo es otra vez lo que era:/ nada”.

Periodista y editor, Daniel Fragoso es un lector que sabe ubicar el renglón que comunica su manera de sentir y de pensar; la balanza a punto de quiebre le da la razón en la mayoría de las veces, sobre todo porque se ha ganado un lugar en el espacio, y quizá sea ese universo que crea al mismo tiempo que cierra el libro con el último poema:

“Exasperado de buscar un territorio tranquilo
regreso al punto de partida.
La soledad no es un estado de ánimo:
es la realidad.”

Bitácora del desánimo es un libro que se toma de un solo golpe, y que puede arañar a su paso, el veneno está allí. La dulzura queda en otras páginas, las palmaditas en el hombro quedarán para otro día. Lástima que la edición deje que desear y a su vez distraiga el total de atención hacia la obra.

Daniel Fragoso Torres. Bitácora del desánimo, HgO Editores, México, 2008, pp. 65.

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