viernes, 12 de septiembre de 2008

¿Grandes hits?

Hoy viernes 12 de septiembre leo las páginas de la sección “Sociedad, cultura y tecnología” del diario El Universal, y me encuentro con el artículo Pesca de lecturas de Julio Aguilar, el cual versa sobre el libro “Grandes hits. Nueva generación de narradores mexicanos” salido de la imprenta de la oaxaqueña Almadía, y compilado por Tryno Maldonado.

No es la primera vez que leo, escucho o veo comentarios de esta naturaleza sobre un libro que cada vez me dan menos ganas de leer salvo por las excepciones en las que casi todos coinciden.

Lo cierto es que la invasión de los garbanzos (eso garbanzos de a libra que se sienten superiores al resto de los mortales) empieza cada día a proliferar más. Con una obra ya se siente con derecho a exigir tributo, con unas charlas a ser catedráticos, y con unos amigos que los compilan a ser quienes dicten el ritmo de la literatura mexicana.

Copio un párrafo de Aguilar que habla por sí solo:
“Pero el editor publicó todo lo que le entregaron, incluso maquinazos espeluznantes. Si la intención real de Maldonado era exhibir la incompetencia de algunos de sus colegas, lo consiguió. Pero si en verdad quería ofrecer una antología de presuntos hits de los 70, entonces su labor como compilador ha deja mucho que desear. El rigor del editor y la autocrítica de los escritores a quienes se les dio la oportunidad de publicar algo para lucirse y mandaron lo primero que encontraron en el cajón, brillan por su ausencia”.

Es cierto, si bien la culpa es del editor, también la confianza depositada en el escritor radica precisamente en que éste último enviará algo de las medidas mínimas de calidad del trabajo por el cual se le ha citado, salvo que haya allí una camarilla de compromisos, favores, amoríos, etcétera que haga la inclusión de alguien en la lista un aspecto obligado.

No puedo resistir compartir el final de la nota:
“La antología incluye un prólogo de Maldonado en el que trata de reflexionar sobre características de la generación repitiendo lo que se ha dicho, pero utilizando un vocabulario ramplón y disque juvenil, como trendy, fashion, cool… Para decirlo como lo diría el autor, su prólogo es demasiado teto como para darle importancia”.

Vaya pues. De todos modos hay que leerlo.

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