martes, 2 de septiembre de 2008

La noche caníbal


La atracción emana de distintos frentes y se transmite por los cinco sentidos. En el caso de La noche caníbal, compilación de cuentos de Luis Jorge Boone (Coahuila, 1977) radica en las pulsaciones que trae consigo la seducción y el penetrante olor a muerte.

Los cuentos, cada uno y todos en conjunto, tienen una constante: el enigma de la trama. El suspenso al servicio del lector con escenografías perfectamente colocadas que golpean con perfecto tino el ligero paso de los acontecimientos. Son instantes de trémula lectura y de reflexión: “Estoy seguro que existe la degradación humana y aún no sé si existe la redención. Pero si encuentro el corazón de la noche, podré creer entonces que el día —la luz— tiene por centro un Dios omnipotente y eterno”.

De qué hablan las narraciones del también poeta, cómo es que arma un nudo bien logrado y lo fortalece con personajes que, apareciendo o no en las páginas, se cuelan en la respiración misma. Cómo es que cuando se decide por un contexto donde la nieve es un elemento más hace que el frío nos afecte como en el caso de “El invierno de Devonshire”, en sus propias palabras, el cuento favorito del autor.

La falta de espacio para respirar se trasmite en estás páginas, en narraciones como “Telarañas”, que resalta por ser en su forma diferente a las demás, ésta con un cronómetro disipando dudas, con un tictac que augura distancia, frustración, muerte. Es de esos pocos libros donde sudan las manos al estar leyendo, su provocación enaltece en buen agrado el género. Además, las bases sólidas de su lugar de origen le dan un toque especial por cercano y cálido. Las sombras del recuerdo son un guiño de buena hechura.

Se sabe de buena manera que “una cosa es lo que uno puede esperar y otra lo que merece”. Así es La noche caníbal, una sorpresa agradable para la literatura mexicana, cuentos bien facturados, con elementos que ayudan a su perdurabilidad, pero sobre todo que penetran en la mente, que consigue identificación con personajes, escenarios o con el anhelo de que nos suceda algo interesante luego de un aburrido día.

Luis Jorge Boone, La noche caníbal. Fondo de Cultura Económica, (Col. Letras Mexicanas), México, 2008; 98pp.
Texto aparecido en la revista Siempre de esta semana.

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